Es innegable que el movimiento obrero ha de incorporarse a la lucha contra el cambio global y sus principales conflictos socio-ambientales asociados (cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación y estrés hídrico), si queremos que los retos sean asumidos por la mayoría de las personas trabajadoras, y si queremos que sea más fácil la transición a un necesario nuevo modelo social, laboral y económico.
UGT tiene claro que el sindicalismo debería ser uno de los principales motores del movimiento a favor de un Planeta más adecuado para la vida, más saludable y más justo: muy pocas luchas serán más de clase que ésta. Por esta razón, desde la Organización creemos en nuestro papel de partes interesadas en el cumplimiento de la legislación ambiental, pero también en el de actores activos en la planificación democrática de una normativa que sea capaz de dirigir a nuestra sociedad hacia un modelo de producción basado en las necesidades sociales y ambientales, y no hacia el beneficio económico de unos pocos.
Y ha de hacerse sin dejar a nadie atrás. Dicho de otra manera: transición ecológica con justicia social.
