Día Mundial del Refugiado 2020. Mitigar la desprotección de los desplazados por el clima.

Día Mundial del Refugiado 2020. Mitigar la desprotección de los desplazados por el clima.

Según ACNUR, 25 millones de desplazamientos internos por desastres naturales en 2019 activan todas las alarmas para la atención de unos migrantes «sin estatus».


20 de junio, Día Mundial de los Refugiados.

Este año celebramos el Día Mundial del Refugiado en medio de un dramático cambio social. Una pandemia ha puesto a prueba nuestra fortaleza y ha puesto de relieve desigualdades sistemáticas. Pero también nos ha descubierto nuevas formas para conectar entre nosotros y ha renovado nuestra motivación para actuar en favor de la igualdad.

En tiempos de COVID, rendimos homenaje a las personas refugiadas que están en primera línea de la lucha contra esta pandemia, a las comunidades que las acogen y a los trabajadores humanitarios que las apoyan. A finales de 2019 había 50,8 millones de desplazados internos en todo el mundo, 45,7 millones como resultado de conflictos y violencia , y 5,1 millones como resultado de desastres naturales (esta última es la primera estimación mundial de desastres). Hemos visto cómo héroes del día a día, de toda condición, daban un paso al frente para unirse a la primera línea de la respuesta.

Cambio climático y desplazamientos por desastres.

Determinar quién es migrante climático es muy difícil, pues en muchas ocasiones es imposible determinar dónde está la frontera entre el que migra tras resultar directamente afectado por un desastre y el que se marcha por razones económicas que hunden sus raíces en derivadas del cambio climático. No obstante, no existe acuerdo internacional sobre su denominación y eso conlleva consecuencias grandes en cuanto a la protección que pueden recibir, pues en el derecho internacional no figura el concepto de «refugiado climático». El Pacto Mundial sobre Refugiados, adoptado por una mayoría abrumadora en la Asamblea General de la ONU en diciembre de 2018, abordó directamente la creciente preocupación que está suponiendo el desplazamiento por desastres relacionados con el clima, reconociendo que “el clima, la degradación del medio ambiente y los desastres naturales interactúan cada vez más con los impulsores de los movimientos de refugiados”.

25 millones de personas han huido por fenómenos naturales en 2019.

Cada año, miles de personas tienen que huir de su casa por inundaciones, temperaturas extremas, sequías o por la subida del nivel del mar. Durante 2019, de los 33,4 millones de nuevos desplazamientos internos, 24,9 estuvieron relacionados con desastres naturales, concentrados en países como La India, Filipinas, Bangladesh, China, EE.UU., Irán, Mozambique o Etiopía, una comparativa que se puede apreciar en el siguiente esquema:

Si no se actúa rápido, con el cambio climático los movimientos de población seguirán aumentando. Según la ONU, en 10 años esta cifra será más de cuatro veces mayor que en la actualidad.

España, en segundo lugar de Europa en el número de desplazados climáticos.

Según el Informe Mundial de Desplazamientos Internos 2020 (IDMC), aunque las cifras para Europa y Asia Central son casi testimoniales (representan el 0,3% del total), hay que destacar que nuestro país es, con 23.000 desplazados, el segundo más afectado, detrás de Albania. Los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas estuvieron detrás de estos desplazamientos, que fueron de pocos días en la mayoría de los casos, pero que hablan de la vulnerabilidad de nuestro país ante los efectos del cambio climático.

UGT denuncia las políticas restrictivas de la UE que incumplen la propia normativa internacional al no respetar los derechos humanos.

Con este escenario, desde UGT, entendemos que España, además de asumir políticas fuertes de adaptación al cambio climático y de reducción del riesgo de desastres, debe tomar partido en el desplazamiento de personas por causas climáticas y medioambientales y trabajar por un marco jurídico y político que incluya mecanismos de protección, compensación y reubicación suficientes y adecuados. La política climática debería considerar la migración como una de las estrategias de adaptación al cambio climático y se debería establecer una mayor vinculación entre las políticas migratorias y ambientales, planificando y financiando acciones que faciliten la movilidad y aseguren y protejan a las personas desplazadas tanto dentro como fuera de la frontera nacional.

Además, UGT exige más medios materiales y humanos e implementar las políticas desde el enfoque de los derechos humanos, y no desde una perspectiva de puro control fronterizo (además externalizado en terceros países), estableciendo medidas que dignifiquen la política europea: como pasajes seguros hasta la UE para solicitantes de protección internacional o la posibilidad de solicitar asilo en las delegaciones diplomáticas.

 

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