
10 Dic UGTCyL publica el informe «Empleo y cambio climático en Castilla y León».
Una acción que surge de la preocupación del movimiento sindical ante el mayor reto al que se enfrenta la humanidad.
Actualmente es inequívoco afirmar que la actividad humana −junto con las variaciones climáticas naturales−, están provocando que aumenten tanto la concentración en la atmósfera de los gases de efecto invernadero como la temperatura media global, haciendo inestable el sistema climático y provocando cambios significativos en el mismo. Este escenario está detrás del calentamiento de los océanos, la fusión de buena parte del hielo de los casquetes polares y de los glaciares de los principales sistemas montañosos, la elevación
del nivel del mar y profundas alteraciones ecosistémicas, muy perjudiciales para la biodiversidad.
El cambio climático puede poner en los próximos años y décadas en tela de juicio la paz, la seguridad y la prosperidad de los países y las sociedades, por lo que la preservación de unos umbrales climáticos críticos debe incluirse como condición necesaria para el florecimiento de la civilización. Los líderes de las naciones han de prestar una atención perseverante y prioritaria a este desafío. Es más, el cambio climático demanda una generación de estadistas que comprenda que está en juego el destino de la humanidad y actúe en consecuencia.
Una acción que entiende que la emergencia climática debe acompañarse por una transición justa: una revolución en la que nadie quede atrás.
El Acuerdo de París y la Agenda 2030 han supuesto un tablero de juego para el sistema productivo global y para la ciudadanía en su conjunto. La descarbonización sistemática y profunda de las economías y de las sociedades ya no es una consideración teórica sino un horizonte político a lograr en el siglo XXI: mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C en comparación con los niveles preindustriales. Estos compromisos implican que la ambición colectiva del mundo ahora es pasar a la neutralidad de carbono en unas pocas décadas. La descarbonización de una economía que aún depende en gran medida de los combustibles fósiles implica, entre otras cosas, transformaciones industriales y cambios tecnológicos de gran alcance, el desarrollo de nuevos patrones de energía, nuevos modelos comerciales y más circularidad en las formas de producción y consumo. En otras palabras, respetar el mandato de París requiere de una revolución de dimensiones que no se han visto hasta ahora porque implica transformaciones profundas y rápidas en la forma en que producimos, nos movemos y consumimos.
Desde la perspectiva de las personas trabajadores, la transición hacia una economía verde remodelará profundamente el mercado de trabajo de tal manera que creará nuevos riesgos y nuevas oportunidades para éstas: nuevos empleos, pero también, en algunos casos, destrucción de los mismos, sustitución de algunas ocupaciones existentes por otras nuevas, junto con la necesidad de nuevas competencias y habilidades.
Ciertos sectores y regiones, especialmente los que dependen del uso intensivo del carbono, pueden verse más negativamente afectados que otros. Anticiparse a estas tendencias y a su impacto en las personas trabajadoras es el núcleo de las actividades de los sindicatos. Según esta visión, es crucial garantizar una “transición justa” de la fuerza de trabajo, además de crear trabajos decentes, lo que en la práctica se traduce en la necesidad de diseñar planes de formación y de reactivación territorial, en los que prime la diversificación de actividades económicas sostenibles, ayudando a la vertebración del territorio y al desarrollo rural. Los sindicatos tenemos que participar en la gobernanza climática y en la planificación de las correspondientes políticas a todos los niveles.
Una acción que pretende impulsar la investigación y la promoción de la transición justa en el marco del Diálogo Social.
El objetivo fundamental del presente informe presentado por UGT de Castilla y León, es sensibilizar e informar sobre la importancia que supone el cambio climático para el sector productivo castellano y leonés, y cómo lejos de ser un impedimento para el desarrollo, puede suponer una oportunidad de crecimiento económico, social y ambiental. Para ello, se recoge la realidad científica del cambio climático con una breve exposición de los principales indicadores e impactos del cambio climático a nivel global, nacional y regional y como estos se pueden revelar como oportunidades y retos de adaptación para los sectores productivos más relevantes para Castilla y León. En este sentido el informe recoge los últimos datos disponibles, entre otros, sobre la situación del empleo verde o la demanda de nuevas competencias profesionales, empleando para ello una revisión bibliográfica de algunas de las principales fuentes de los ámbitos nacional e internacional.
Esta acción de UGT Castilla y León, que pretende reivindicar en su territorio la importancia del movimiento
sindical ante la crisis climática en la defensa de las personas trabajadoras, sus familias, comunidades y territorios, a través de una transición justa, se ha desarrollado como parte del objetivo 2 “Investigar y promover una transición justa” en el marco del “Acuerdo del Consejo del Diálogo Social de Castilla y León para promover una transición justa frente al cambio climático en 2018-2020”.
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